Todos aprendimos la pirámide alimenticia mientras crecíamos. Creada en 1974, el colorido triángulo nos señalaba las porciones recomendadas de comida de cada grupo alimenticio para asegurarnos un estilo de vida saludable. Pero con el paso del tiempo, nuestros padres dejaron de preparar nuestros platillos y al volvernos independientes nos vemos expuestos a deliciosas y prácticas opciones que no se siempre siguen los lineamientos básicos de salud.
El United States Department of Agriculture en su página MyPlate, estableció en el 2011, que los nuevos lineamientos en cuanto a porciones serían establecidos, pero, ¿cuántos de nosotros realmente los seguimos? Los ocupados estilos de vida, la comida rápida y las frecuentes comidas fuera de casa no mantienen fuera de la norma. Y estas razones han llevado a un incremento en la obesidad, la diabetes y a un decrecimiento en la calidad de la salud de las personas.
Una dieta saludable no es solo para perder de peso, sino para mejorar tu calidad de vida. Si miras más allá de las dietas de moda y de las tendencias y te apegas a lo básico, verás un cambio inmediato en tu vida diaria. Comer vitaminas de forma equilibrada, minerales provenientes de las frutas, verduras, cereales integrales, lácteos y proteínas, ayudarán a que tu cuerpo y mente estén saludables.
Una buena alimentación puede ayudar a mejorar tu estado de ánimo y disminuir los niveles de estrés. Comer proteínas limpias ayuda a aumentar los niveles de serotonina, haciéndote una persona con mejor humor y feliz. Los alimentos ricos en ácidos Omega-3 protegen al cuerpo contra las hormonas del estrés. Y es así como una dieta saludable conduce naturalmente a una mentalidad saludable.
Nutrirte de forma balanceada a la vez te ayudará a combatir enfermedades que plagan al mundo hoy en día: diabetes, obesidad, depresión, presión arterial alta, enfermedades cardíacas y algunos cánceres que provienen de las dietas altas en grasas y en sodio.
Todos hemos experimentado un “bajón” después de la hora de la comida, anhelando una siesta en el medio del día. Y esto se debe a no saber elegir de forma correcta qué alimentos consumir para aumentar la energía diaria. La mala alimentación trae efectos adversos como el letargo que hace que pasar el día parezca más una obligación que algo para disfrutar.
Una dieta balanceada mejora tus hábitos de sueño, resultando en un mejor ánimo, mayor productividad y salud. Además de que, comiendo de forma correcta, evitarás esos antojos que usualmente conllevan a “comida chatarra” que no te aportan nutrientes.
¡Empieza a poquitos! Trata de reducir o de eliminar del todo las comidas altas en azúcares, sales y granos refinados. Sustitúyelos por porciones ricas de vegetales, proteínas limpias, grasas saludables y granos enteros. Estos pequeños cambios mejorarán tu calidad de vida y te garantizarán menos riesgos en tu salud.
