Existen muchas teorías y escepticismo en general sobre el autismo y cómo la alimentación puede potenciar ciertas habilidades en los niños del espectro autista . Sin embargo, la historia de Andreina Escalante y su hijo es un caso que demuestra todo lo contrario, Sebastián fue diagnosticado con autismo en 2018 y luego de esa noticia que cambió su vida decidió trabajar el nivel de autismo de su hijo a través de la alimentación, así como un abordaje multidisciplinario y lo logró.
Existen diferentes niveles de autismo: severo, moderado y leve -sin importar el nivel en que se encuentre un niño o niña- la alimentación puede impactar de forma positiva cualquiera de estos niveles. En el caso de Andreina quien es coach de salud nutricional certificada por el Institute for Integrative Nutrition´s (IIN), su hijo tenía autismo moderado y logró salir del diagnóstico, pero todo dependerá de las causas del autismo o si el niño o niña tienen alguna lesión cerebral.
Es importante saber que para determinar con mayor exactitud los alimentos que debe ingerir un niño se deben realizar exámenes inmunológicos y digestivos. Sin embargo, ella recomienda todo tipo de alimento que nutra la naturaleza de ese niño porque sin duda ayudará en el proceso. Por ejemplo, un niño puede absorber todos los nutrientes de un aguacate, pero de pronto otro niño lo convierte en toxinas y puede causarle neuro inflamación, por eso es importantísimo la realización de exámenes.
Igualmente, es trascendental conocer que hay una base establecida de alimentos que causan inflamación en todos los niveles de autismo, estos son aquellos que contienen gluten, caseina, soya y azúcar. Una de las preguntas más frecuentes cuando las personas se enfrentan a este tipo de diagnóstico es si se puede determinar el tiempo para tener resultados a corto, mediano o largo plazo. La respuesta es que no se puede especificar porque es una transformación de estilo de vida y para que sea sustentable se debe ser constante en el proceso.
En el caso de Sebastián, estuvo comiendo únicamente 16 alimentos por 3 años: pato, pollo, cordero, codorniz, zanahoria, calabacín, pepino, aguacate, cebolla, ajo, sal, aceite de oliva, plátano verde, green beans, batata y agua alcalina mineralizada. Estos fueron por un período muy largo porque eran los únicos alimentos que él digería para absorber sus nutrientes.
“Hoy en día estamos trabajando en la introducción de otros alimentos, en algunos aún presenta reacción como las almendras, pero el arroz o los arándanos le han caído muy bien. Uno de los principales nutrientes para el cerebro son las grasas por ende el menú siempre ha estado acompañado de grasa de pato, grasa de pollo, aceite de aguacate, y aceite de coco. El colágeno hidrolizado de pollo es la forma más eficiente de absorción y lo hemos tenido presente todos estos años” afirma Andreina.
La bioindividualidad es la base del progreso en la nutrición, porque cada organismo es único, por ende, es imposible repetir una dieta de un niño en otro y es lo correcto en cada ser humano con o sin autismo.
“Revertir la neuro inflamación proveniente del déficit gastro intestinal e inmunológico es como ver un saco de arroz, los cambios vienen en un granito por día. El milagro que desean las familias se llama “proceso”, cada caso es único porque el intestino es como las huellas dactilares, así como todos somos diferentes por fuera, lo somos por dentro”, especifica Andreina.
La inmunonutrición es vital para reducir los niveles de autismo, pero existen otras intervenciones complementarias que deben trabajarse de forma paralela como: la intervención gastrointestinal, inmunológica que debe ir acompañada de terapia ocupacional, lenguaje, física, auditiva, y psicológica.
De igual manera, se debe trabajar en la calidad del agua y eliminar productos tóxicos del hogar como el cloro. Evidentemente existen otras terapias como: la craneosacral y la equinoterapia -que son muy beneficiosas- pero todo va a depender de las necesidades individuales.
Consejos que podrían ayudar a padres y madres con un diagnóstico de autismo reciente
Un diagnóstico de autismo no solo transforma la vida de un niño o niña, sino la de toda su familia y, por eso, luego de esta noticia que cambia todo en el hogar hay que detenerse a respirar, vivir y sanar lo que se sienta en ese momento para no tomar ninguna decisión no acertada.
La intervención psicológica debe ser la primera herramienta, porque de la salud mental de los padres va a depender la funcionalidad de la nueva familia. Hay que poner en orden las emociones antes de actuar debido a que cuando estas no se canalizan empiezan las rupturas y es imposible poder llevar a cabo todo el abordaje multidisciplinario que el niño necesita.
“Desde la desesperación y la frustración se toman malas decisiones. Cada cambio vendrá en el momento de estar listo emocional y físicamente para descubrir el nuevo propósito de vida. Respetar la etapa del duelo con auto compasión -mientras puedan empezar a investigar los programas terapéuticos y pediatras especialistas en autismo- es la mejor decisión que pueden tomar los padres, comenta Andreina”.
Por otro lado, existen muchos mitos y desconocimiento sobre el espectro autista que se deben manejar para enfrentar un diagnóstico de esta naturaleza. El primero es afirmar que el autismo no puede revertirse y que es un estado mental donde la persona no puede sanar de ninguna manera.
Hay que estar claros que todo va a depender de la edad en que empiece la intervención, lo preciso que sea el equipo que está trabajando con los padres, si hay lesiones cerebrales y cuál es la causa del autismo.
“El sanar lo ven de manera inocente o romántica, llena de expectativas irreales. Por ejemplo, si el niño tenía estereotipias (una serie de movimientos incontrolado que son emitidos por el cuerpo tales como: balanceo, aleteo de manos o movimientos en las piernas)y, por medio de la intervención multidisciplinaria dejó de hacerlas, entonces sus células están sanando. Otro ejemplo puede ser: si antes vivía con diarrea e infecciones y ahora no presenta ningún malestar, significa que está en un proceso de alcanzar el máximo potencial, es decir sanar”, especifica la especialista.
La alimentación sigue siendo otro mito porque aún no es aceptado por el gremio médico, ni por la sociedad. Lo que ocurre es que cada dieta es individual y, obviamente lo que le sirve a un niño no le va a servir a otro, entonces esto hace mucho más difícil tener evidencias. De igual manera, se tiene la percepción errónea que los padres no forman parte de la intervención terapéutica y esto es un proceso de trabajar en equipo.
El espectro autista es un mundo desconocido para muchas personas, sin embargo, el mayor acto de empatía que podemos tener como seres humanos es educarnos sobre el tema, tener la mente y el corazón abierto para deconstruir mitos, romper estereotipos y aprender cosas diferentes. También es fundamental estudiar de la mano de especialistas que han logrado avances en sus pacientes, pero sobre todo, estar claros que este proceso es un camino lleno de transformación, amor y paz.