El Día Internacional del Autocuidado, surge como parte de una campaña mundial concebida como un recordatorio que nos hace reflexionar sobre la importancia de cuidarse a uno mismo en la vida cotidiana. Esto no tiene nada que ver con la vanidad, sino con el hecho entender de que hay actividades a realizar de forma constante que nos pueden ayudar a mantener una salud integral.
En la sociedad actual, donde los malestares ocasionados a partir de la inestabilidad emocional, el rápido ritmo de la vida o la poca capacidad para poder lidiar con la ansiedad, se han convertido en una problemática en incremento, es relevante enfatizar que el autocuidado es una herramienta que tiene un impacto positivo en la salud mental y física.
Más allá de cualquier significado que le pueda ser provisto, vale la pena tener en cuenta que existen modelos diferentes en términos de salud personal y autocuidado.
La Fundación Internacional del Autocuidado, ha estipulado una división que engloba diversas dimensiones, que nos permiten entender a detalle, su importancia.
● Salud cognoscitiva. Implica todo lo que tiene que ver con la transmisión de información y la habilidad de recordar ésta. Así como resolver problemas, concentrarnos, mantenernos atentos; reconocer el ambiente en el que estamos, analizarlo y realizar cambios en él.
Un ejemplo: Para preservar la salud cognoscitiva, se aconsejan actividades como leer de manera regular, jugar ajedrez, realizar rompecabezas o resolver crucigramas. Todas estas posibilidades, sirven para ejercitar al cerebro y lograr que nuestras capacidades de aprendizaje estén siempre al tope.
● Noción de la salud física y mental. El hecho de realizar estudios periódicos a nivel físico y mental sirven para no sólo prevenir males posteriores sino para generar un nivel de tranquilidad y serenidad en nuestro ser.
Un ejemplo: Un hábito de vida muy recomendado entre los individuos que desean tener conciencia de su salud, es realizarse una valoración médica general una vez al año. No solamente por el hecho de brindar calma, sino para aumentar el estado anímico de la persona al saber que se encuentra completamente sano.
● Higiene de vida. Este aspecto incluye todos los hábitos de vida que nos permiten la plenitud a nivel corporal, tales como la actividad física, la alimentación balanceada, así como la higiene y el aseo en general.
Un ejemplo: No se trata únicamente de tener horarios específicos en nuestro estilo de vida, sino de mantener una rutina con actividades que nos hacen estar bien donde se incluye el descanso adecuado, la presentación personal, el desarrollo del cuerpo, así como el hecho de comer saludablemente y el ejercitarse frecuentemente.
● La abolición del riesgo. El hecho de evitar conductas que nos lleven a enfrentar obstáculos o riesgos innecesarios es un aspecto fundamental en la paz mental y en la asimilación de las emociones negativas.
Un ejemplo: No cabe duda de que mucha gente es cautelosa, pero tener en mente (sin llegar a un nivel enfermizo) que más vale prevenir que lamentar, es el mejor de los consejos. Ponerse en riesgo de manera innecesaria, como pasar por lugares peligrosos o estar solo en la calle a altas horas de la noche, son sin duda, mala idea. Exponerse a situaciones problemáticas dependen de cada uno, pero se trata de un conocimiento básico para cualquier persona.
Poder cumplir con todos estos niveles de autocuidado, son la mejor manera de poder encontrar un punto de balance físico y mental a la búsqueda de la plenitud humana.
