La piel es el órgano más grande en el cuerpo humano, eso quiere decir que cuidarlo requiere mayor dedicación. Al estar expuesta a una gran cantidad de agentes dañinos del exterior, la piel se vuelve más propensa a enfrentar algún tipo de enfermedad, reacción alérgica u otro tipo de consecuencias, por ello su cuidado debe ser un hábito.
Hay que tener en cuenta que, para tener una piel saludable, es necesario un cuidado integral, empezando por una adecuada alimentación, ya que lo que comemos se ve reflejado en ella, considerando otros factores como nuestro estado de ánimo y la capacidad para sobrellevar el estrés, los cuales también tienen sus repercusiones en este órgano.
Es común que las personas se preocupen por este aspecto solo por cuestiones estéticas, cuando debería ser algo tan primordial como cepillarte los dientes. Si se toma a la ligera su cuidado, crece la posibilidad de sufrir enfermedades que se traducen en largos tratamientos.
Existen reglas básicas para mantener la belleza y salud de la piel, las cuales son bastante sencillas de seguir, si eres constante, los siguientes pasos te ayudarán a lograrlo:
* ¡Hidrátala! Se sabe que hasta 20% del total de agua que tiene nuestro cuerpo se concentra en la capa más expuesta de la dermis llamada córnea, lo que significa que se elimina más fácilmente. Así que, para mantener el nivel apropiado de hidratación, es básico tomar cuando menos, 2 litros de líquidos al día, esto incluye jugos, caldos, lácteos, infusiones, y obviamente agua.
* Utiliza una crema adecuada. Ésta ayuda a reparar el manto hidrolipídico, que es el sistema de protección contra bacterias que cubre toda la superficie de la piel, la
cual está compuesta principalmente por sudor, sebo y agua. También ayuda a la piel a mantener su elasticidad e hidratación.
* ¡Exfóliate! Haz este proceso al menos una vez a la semana. Existen muchos productos farmacéuticos que te ayudarán en esta tarea. Busca un exfoliante sin jabón, sin alcohol, sin colorantes y sin parabenes, además, debes revisar que respete el nivel del pH de la piel. Tomar en cuenta todos estos factores es muy importante para no dañar las células y tejidos.
* Usa protector solar. Una exposición prolongada a los rayos del sol puede generar graves problemas cutáneos. Debes protegerte de la radiación ultravioleta, ya que ésta es responsable del proceso de envejecimiento, y una de las principales causas del cáncer de piel. Lo más recomendable es usar protector solar que tenga filtros para los dos tipos de radiaciones, UVA y UVB, además, el factor de protección solar (FPS) debe ser calculado correctamente, esto determinará la eficacia de la crema solar y el tiempo que tu piel va a estar protegida.
Cada tipo de piel necesita un FPS diferente, pero de forma general, estos son los más recomendables:
* FPS 50 – Piel muy clara. Se quema siempre.
* FPS 30 – Piel clara. Se quema con frecuencia.
* FPS 15 – Piel blanca. Se quema con moderación y se pigmenta.
* FPS 8 – Piel oscura. Se quema raras veces y se broncea con rapidez.
Convierte estos 4 puntos básicos en parte de tu rutina y ayudarás a tu piel a permanecer radiante y saludable.
